La hiena manchada.

La hiena manchada (crocuta crocuta) es la especie de hiena de mayor tamaño. Su peso está comprendido entre los 40 y los 80 Kg, siendo menores los machos que las hembras y las del Este que las del Sur de África. Su distribución comprende todo el África subsahariana excepto las zonas de selva. En el Pleistoceno, la hiena de las cavernas (crocuta crocuta spelaea), una subespecie de mayor tamaño, que llegaba a alcanzar los 130 Kg, habitaba en Eurasia distribuyéndose desde China hasta España.



Las hienas están próximamente emparentadas con los herpéstidos, familia que comprende civetas y mangostas. Ésto implica que, pese a su aspecto perruno, están más relacionadas con los felinos que con los cánidos.
La hiena manchada posee una robusta constitución física caracterizada por unos cuartos traseros mucho menos desarrollados que los delanteros y un largo cuello terminado una cabeza enormemente masiva. Tanto la potente musculatura de ésta como el diseño extremadamente robusto de los huesos y dientes de la mandíbula le hacen ser el carnívoro africano con el mordisco más poderoso, pudiendo romper los huesos más sólidos. La desproporción entre sus cuartos delanteros y traseros le permite transportar piezas enteras o trozos de gran tamaño hasta lejanas madrigueras. Aunque llega a alcanzar velocidades de 55 km/h, la hiena manchada está diseñada para la resistencia y su corazón está muy desarrollado, lo que le permite marchar en un trote de 10 km/h de manera incansable. El pelaje hirsuto de las hienas tiene la propiedad de desprenderse de los restos de sangre y líquidos orgánicos los cadáveres después de haberse secado. Las hembras poseen un clítoris eréctil de gran tamaño que resulta muy difícil de diferenciar del pene de los machos. Tienen una vista adaptada a su vida nocturna, un finísimo sentido del olfato y su inteligencia es muy elevada, pudiendo compararse con la de algunos primates.
Las hienas manchadas viven en clanes de tamaño muy variable y que pueden alcanzar los 90 individuos. Éstos clanes están liderados por una hembra y son fuertemente territoriales.
Pese a haber sido consideradas durante mucho tiempo como meros carroñeros, las hienas manchadas son poderosos predadores que capturan el 80 % de sus presas, siendo mucho más frecuente que los leones se alimenten de presas capturadas por las hienas que al revés. Cazan por lo general presas pequeñas cuando actúan en solitario, aunque pueden llegar a abatir presas del tamaño de un ñu. Cuando cazan en grupo pueden matar presas del tamaño de una cebra, habiéndoselas visto atacando a jóvenes hipopótamos atrapados en charcas casi desecadas. La forma de dar muerte a sus presas es mucho menos rápida y certera que la de los felinos, acabando ésta por morir tras ser prácticamente devoradas vivas por la manada. Las hienas pueden ingerir de una sentada hasta 15 Kg de carne. Aunque no es nada frecuente hay algunos casos de hienas que han matado humanos.
Las hienas ocupan el segundo puesto en el escalafón de los carnívoros africanos sólo por detrás de los leones, sus únicos depredadores, con los que mantienen una ancestral relación de odio y competencia. Si bien es cierto que éstos roban sus presas a las hienas en muchas ocasiones, cuando el número de hienas es muy superior al de leonas suele ocurrir al revés, intimidándolas hasta el punto de temer por sus vidas. En el caso de que haya dos leones machos en plenitud de facultades las hienas no se atreven a desencadenar la lucha. Eso no quita para que muchos machos viejos de león acaben su vida en sus mandíbulas. Por lo demás el resto de grandes felinos africanos, guepardos y leopardos, ceden cortesmente su presa en cuanto ven acercarse a una hiena manchada por mucho que ésta avance en solitario. Las hienas acostumbran a seguir a éstos depredadores cuando están cazando para arrebatarles las presas.
La hiena manchada tiene hábitos fundamentalmente nocturnos y se refugia durante el día en grandes madrigueras excavadas en la llanura. En ellas trae al mundo a sus crías, que acostumbran a ser 2. Éstas nacen con un desmedido afán luchador y es frecuente que un hermano mate al otro.
En las fotos se puede ver una familia africana que tiene hienas manchadas domesticadas. A continuación un vídeo acerca de sus tormentosas relaciones con los leones y otro cazando una cría de búfalo.







El peligroso tiburón toro.

El tiburón toro (Carcharhinus leucas) es conocido por su comportamiento agresivo e impredecible, hasta el punto de ser el que más ataques protagoniza a seres humanos. Su tamaño no es muy grande si se le compara con el gran tiburón blanco (Carcharodon carcharias), ya que mide entre 2 y 3 metros y su peso está comprendido entre los 90 y los 250 Kg.



Esta especie habita aguas cálidas y poco profundas, caracterizándose por su tolerancia al agua dulce y remontando grandes ríos como el Ganges, el Brahmaputra, el Zambeze, el Mississipi y el Amazonas, en donde se le ha llegado a encontrar en Iquitos (Perú) a 4.000 Km del mar. Habita también en lagos como el Cocibolca y el Lago Nicaragua. Los encuentros en los ríos africanos entre estos tiburones y los cocodrilo del Nilo (Crocodylus niloticus) no son infrecuentes y se sabe que a veces llegan a comer juntos.


Se trata de una especie muy territorial y es poseedor de unos altísimos niveles de tetosterona. Las hembras dan a luz a sus crías en los estuarios, donde crecen antes de salir al mar. Pueden llegar a vivir hasta 25 años.
Esta especie es la más peligrosa para el ser humano, por encima del gran tiburón blanco al que se le atribuyen muchos ataques protagonizados en realidad por el tiburón toro. La causa de que esto ocurra puede ser el que resulta mucho más espectacular decir que el ataque ha sido producido por el archiconocido gran blanco. Para conocer el peligro que representa esta especie debemos fijarnos en sus hábitos de alimentación. El toro, acostumbra a cazar en aguas turbias y poco profundas y su dieta se compone de grandes peces, delfines, tortugas, rayas, aves y otros tiburones. Es muy posible que la peligrosidad de esta especie se deba al hecho de que frecuenta áreas con abundancia de bañistas además de que, mientras el tiburón blanco ataca al hombre por confusión, el toro ve al ser humano como una presa potencial más.
Su aficción por remontar los ríos le hacen aún más peligroso y se conocen numerosos casos de ataques fatales de esta especie en agua dulce.
Sus únicos predadores son el tiburón blanco, el tigre y el cocodrilo de agua salada.
Pese a todo, lo normal es que sea el ser humano quien se coma al tiburón toro. Éste, al igual que muchas otras especies de tiburón, es objeto de una intensiva y despiadada pesca comercial y el consumo de sus aletas representa una grave amenaza para la conservación de unos animales tan magníficos.
En el siguiente vídeo se recrea un hipotético combate entre un tiburón toro y un hipopótamo en aguas africanas:


En este vídeo en inglés se habla de esta especie:

La feroz foca leopardo.

La foca leopardo (Hydrurga leptonyx) es el más temible depredador del continente antártico. Alcanza una longitud comprendida entre 2,80 y 3,40 m y un peso de entre 270 y 520 Kg., siendo las hembras de mayor tamaño y se trata de la segunda foca más grande de éste continente solo superada por elefante marino del sur (Mirounga leonina).



Presenta un pelaje gris oscuro en la espalda y gris claro en el vientre, con pequeñas manchas oscuras en el éste y claras en el dorso a las que debe su nombre. Poseen un cuerpo sumamente aerodinámico diseñado para la caza a gran velocidad y, pese a ser un fócido, cuenta con unas aletas delanteras muy desarrolladas que le otorgan en la natación una maniobrabilidad muy alta, similar a la de los leones marinos. Su impresionante cabeza hace fácil diferenciarla del resto de las focas ya que tiene forma alargada y una boca enorme. Las poderosísimas mandíbulas pueden abrirse en un ángulo de hasta 160º lo cual le permite morder presas muy grandes. Sus dientes frontales son largos y afilados lo que les permite capturar y despedazar a sus presas de una forma similar a la de los cocodrilos pero los molares cierran de tal forma que le permite filtrar el krill. Su vista y su olfato son excelentes.
Vive en las aguas frías y las costas alrededor de la Antártida. Durante el verano caza entre la banquisa y en el invierno emigra a las islas subantárticas, llegando ocasionalmente al sur de Australia, Sudáfrica y Sudamérica. Acostumbra a ser solitaria y solo se emparejan para la reproducción. La hembra pare en un agujero en el hielo a una única cría tras nueve meses de gestación.
Los individuos jóvenes se alimentan preferentemente de pescado y calamares. Los adultos son feroces depredadores que se alimentan de diferentes especies de pingüinos antárticos, llegando a capturar en ocasiones otras focas como la cangrejera. Son las únicas focas cuya dieta está compuestas preferentemente por animales de sangre caliente. Las focas leopardo son animales fieros, audaces y curiosos y no es extraño que jueguen cruelmente con pingüinos a los que no se van a comer. Su único depredador es la orca.
Pese a que los abundantes relatos de exploradores que han tenido estremecedores encuentros con estas focas son falsos en su mayoría, hay ataques documentados a humanos. En el año 2003 un biólogo que practicaba el snorkel sufrió un fatal ataque de una foca leopardo, siendo la primera víctima mortal atribuida a esta especie. Anteriormente ya se conocían otras muestras de comportamientos agresivos y ataques a humanos. También se sabe que ha llegado a morder a personas en el pie a través de agujeros en el hielo. Los científicos que viven en la Antártida saben bien que deben mantener una distancia prudencial con este magnífico animal.

En los siguientes vídeos se puede apreciar el comportamiento predador de esta especie:

Los últimos leopardos del Atlas

El leopardo de Berbería (panthera pardus panthera) es una subespecie que antaño se distribuía por Marruecos, Argelia y Túnez, generalmente en zonas montañosas y ricas en vegetación. Estaba muy extendido por el territorio marroquí y era frecuentemente abatido durante las batidas a jabalíes. En 1979 se daba por extinto en Túnez, en Argelia sólo quedaban unos pocos ejemplares en el Parque Nacional de Akfadou y en Marruecos sólo sobrevivían ya poco más de un centenar de ejemplares en el Atlas central. La falta de presas silvestres le obligó a atacar a animales domésticos y los pastores le declararon la guerra, agravándose la situación por el alto precio pagado por su piel. En 1994 las autoridades marroquíes estimaban su población en 5 ejemplares errantes. La última captura se produjo en 1985 en Habibi Ben Mouha en la reserva de Bou Tferda. Era una hembra capturada en un cepo tras atacar a ovejas y cabras. Los últimos datos procedían de huellas encontradas por naturalistas españoles en 1998.
Tras haberse dado prácticamente por extinto, en 2002 una prospección hispano-marroquí encuentra huellas del animal en la cuenca de El Abid a 2.000 m de altitud cerca de una casa aislada. Tras esto se produce el avistamiento de una hembra con dos jóvenes crecidos, además de nuevos rastros.
Sus presas más frecuentes son jabalíes, liebres, zorros, ardillas terrestres, aves y macacos de Berbería. Los pastores de la zona conocen la presencia de la pantera en los bosques altos y suelen encontrarse restos de jabalíes devorados. Las observaciones suelen producirse en invierno cuando los leopardos se ven obligados a descender en altitud y los ataques al ganado son muy raros.
El leopardo del Atlas fue descrito por Ángel Cabrera como una subespecie muy grande de leopardo, tan corpulento como el gran leopardo de Uganda, pero con la cola mucho más corta. Su longitud puede llegar a alcanzar los 221 cm y su peso rondar los 100 Kg. El pelaje es pálido y las rosetas negras son amplias recordando a las de jaguar.
Esta pantera, que en el pasado compartió hábitat con el enorme león del Atlas, es un tesoro faunístico y posiblemente se trate del animal más misterioso y escaso de África.

ShareThis