El peligroso tiburón toro.

El tiburón toro (Carcharhinus leucas) es conocido por su comportamiento agresivo e impredecible, hasta el punto de ser el que más ataques protagoniza a seres humanos. Su tamaño no es muy grande si se le compara con el gran tiburón blanco (Carcharodon carcharias), ya que mide entre 2 y 3 metros y su peso está comprendido entre los 90 y los 250 Kg.



Esta especie habita aguas cálidas y poco profundas, caracterizándose por su tolerancia al agua dulce y remontando grandes ríos como el Ganges, el Brahmaputra, el Zambeze, el Mississipi y el Amazonas, en donde se le ha llegado a encontrar en Iquitos (Perú) a 4.000 Km del mar. Habita también en lagos como el Cocibolca y el Lago Nicaragua. Los encuentros en los ríos africanos entre estos tiburones y los cocodrilo del Nilo (Crocodylus niloticus) no son infrecuentes y se sabe que a veces llegan a comer juntos.


Se trata de una especie muy territorial y es poseedor de unos altísimos niveles de tetosterona. Las hembras dan a luz a sus crías en los estuarios, donde crecen antes de salir al mar. Pueden llegar a vivir hasta 25 años.
Esta especie es la más peligrosa para el ser humano, por encima del gran tiburón blanco al que se le atribuyen muchos ataques protagonizados en realidad por el tiburón toro. La causa de que esto ocurra puede ser el que resulta mucho más espectacular decir que el ataque ha sido producido por el archiconocido gran blanco. Para conocer el peligro que representa esta especie debemos fijarnos en sus hábitos de alimentación. El toro, acostumbra a cazar en aguas turbias y poco profundas y su dieta se compone de grandes peces, delfines, tortugas, rayas, aves y otros tiburones. Es muy posible que la peligrosidad de esta especie se deba al hecho de que frecuenta áreas con abundancia de bañistas además de que, mientras el tiburón blanco ataca al hombre por confusión, el toro ve al ser humano como una presa potencial más.
Su aficción por remontar los ríos le hacen aún más peligroso y se conocen numerosos casos de ataques fatales de esta especie en agua dulce.
Sus únicos predadores son el tiburón blanco, el tigre y el cocodrilo de agua salada.
Pese a todo, lo normal es que sea el ser humano quien se coma al tiburón toro. Éste, al igual que muchas otras especies de tiburón, es objeto de una intensiva y despiadada pesca comercial y el consumo de sus aletas representa una grave amenaza para la conservación de unos animales tan magníficos.
En el siguiente vídeo se recrea un hipotético combate entre un tiburón toro y un hipopótamo en aguas africanas:


En este vídeo en inglés se habla de esta especie:

La feroz foca leopardo.

La foca leopardo (Hydrurga leptonyx) es el más temible depredador del continente antártico. Alcanza una longitud comprendida entre 2,80 y 3,40 m y un peso de entre 270 y 520 Kg., siendo las hembras de mayor tamaño y se trata de la segunda foca más grande de éste continente solo superada por elefante marino del sur (Mirounga leonina).



Presenta un pelaje gris oscuro en la espalda y gris claro en el vientre, con pequeñas manchas oscuras en el éste y claras en el dorso a las que debe su nombre. Poseen un cuerpo sumamente aerodinámico diseñado para la caza a gran velocidad y, pese a ser un fócido, cuenta con unas aletas delanteras muy desarrolladas que le otorgan en la natación una maniobrabilidad muy alta, similar a la de los leones marinos. Su impresionante cabeza hace fácil diferenciarla del resto de las focas ya que tiene forma alargada y una boca enorme. Las poderosísimas mandíbulas pueden abrirse en un ángulo de hasta 160º lo cual le permite morder presas muy grandes. Sus dientes frontales son largos y afilados lo que les permite capturar y despedazar a sus presas de una forma similar a la de los cocodrilos pero los molares cierran de tal forma que le permite filtrar el krill. Su vista y su olfato son excelentes.
Vive en las aguas frías y las costas alrededor de la Antártida. Durante el verano caza entre la banquisa y en el invierno emigra a las islas subantárticas, llegando ocasionalmente al sur de Australia, Sudáfrica y Sudamérica. Acostumbra a ser solitaria y solo se emparejan para la reproducción. La hembra pare en un agujero en el hielo a una única cría tras nueve meses de gestación.
Los individuos jóvenes se alimentan preferentemente de pescado y calamares. Los adultos son feroces depredadores que se alimentan de diferentes especies de pingüinos antárticos, llegando a capturar en ocasiones otras focas como la cangrejera. Son las únicas focas cuya dieta está compuestas preferentemente por animales de sangre caliente. Las focas leopardo son animales fieros, audaces y curiosos y no es extraño que jueguen cruelmente con pingüinos a los que no se van a comer. Su único depredador es la orca.
Pese a que los abundantes relatos de exploradores que han tenido estremecedores encuentros con estas focas son falsos en su mayoría, hay ataques documentados a humanos. En el año 2003 un biólogo que practicaba el snorkel sufrió un fatal ataque de una foca leopardo, siendo la primera víctima mortal atribuida a esta especie. Anteriormente ya se conocían otras muestras de comportamientos agresivos y ataques a humanos. También se sabe que ha llegado a morder a personas en el pie a través de agujeros en el hielo. Los científicos que viven en la Antártida saben bien que deben mantener una distancia prudencial con este magnífico animal.

En los siguientes vídeos se puede apreciar el comportamiento predador de esta especie:

Los últimos leopardos del Atlas

El leopardo de Berbería (panthera pardus panthera) es una subespecie que antaño se distribuía por Marruecos, Argelia y Túnez, generalmente en zonas montañosas y ricas en vegetación. Estaba muy extendido por el territorio marroquí y era frecuentemente abatido durante las batidas a jabalíes. En 1979 se daba por extinto en Túnez, en Argelia sólo quedaban unos pocos ejemplares en el Parque Nacional de Akfadou y en Marruecos sólo sobrevivían ya poco más de un centenar de ejemplares en el Atlas central. La falta de presas silvestres le obligó a atacar a animales domésticos y los pastores le declararon la guerra, agravándose la situación por el alto precio pagado por su piel. En 1994 las autoridades marroquíes estimaban su población en 5 ejemplares errantes. La última captura se produjo en 1985 en Habibi Ben Mouha en la reserva de Bou Tferda. Era una hembra capturada en un cepo tras atacar a ovejas y cabras. Los últimos datos procedían de huellas encontradas por naturalistas españoles en 1998.
Tras haberse dado prácticamente por extinto, en 2002 una prospección hispano-marroquí encuentra huellas del animal en la cuenca de El Abid a 2.000 m de altitud cerca de una casa aislada. Tras esto se produce el avistamiento de una hembra con dos jóvenes crecidos, además de nuevos rastros.
Sus presas más frecuentes son jabalíes, liebres, zorros, ardillas terrestres, aves y macacos de Berbería. Los pastores de la zona conocen la presencia de la pantera en los bosques altos y suelen encontrarse restos de jabalíes devorados. Las observaciones suelen producirse en invierno cuando los leopardos se ven obligados a descender en altitud y los ataques al ganado son muy raros.
El leopardo del Atlas fue descrito por Ángel Cabrera como una subespecie muy grande de leopardo, tan corpulento como el gran leopardo de Uganda, pero con la cola mucho más corta. Su longitud puede llegar a alcanzar los 221 cm y su peso rondar los 100 Kg. El pelaje es pálido y las rosetas negras son amplias recordando a las de jaguar.
Esta pantera, que en el pasado compartió hábitat con el enorme león del Atlas, es un tesoro faunístico y posiblemente se trate del animal más misterioso y escaso de África.

El delfín rosado del amazonas.

El delfin rosado del amazonas (inia geoffrensis), también conocido por los indígenas como boto es el miembro de mayor tamaño del grupo de los delfines de agua dulce. Los adultos pueden llegar a superar los 2,8 m de longitud y los 180 Kg. de peso. Su coloración varía de acuerdo con la edad, claridad del agua y distribución, siendo el más frecuente el color rosado y el gris azulado. Poseen hocico muy largo, una aleta dorsal muy poco desarrollada y ojos pequeños, cuya cavidad en el cráneo es sin embargo tan grande como la de los delfines marinos. Aunque pueden ver, sus ojos no le sirven de mucho en las turbias aguas del Amazonas y, al igual que los delfines marinos, usa la ecolocalización para capturar a sus presas. A diferencia de aquellos su largo cuello les permite poder realizar una gran amplitud de movimientos con la cabeza. Su largo hocico posee dientes puntiagudos en la parte delantera y aplanados en la trasera. De esta forma puede capturar y aplastar a sus presas que acostumbran a ser cangrejos y peces pequeños capturados en el lecho del río. En dicha tarea también se ayudan de sus pelos táctiles del hocico.

Como su nombre indica vive en lagos y ríos del río Amazonas, así como del Orinoco a altitudes por debajo de los 400 msm, estando perfectamente adaptados a la vida en los bosques inundados.
Generalmente nadan solos o en pareja y no acostumbran a formar grupos. No son animales muy rápidos nadando normalmente entre 2 y 5 Km./h. Sus inmersiones duran entre 1 y 2 minutos.
Se aparea cerca de la orilla del río y entre las tribus locales circula la leyenda de que al caer la noche pueden convertirse en hombres atractivos y salir a tierra para seducir a las mujeres de los poblados. Se les atribuye la paternidad de todos los niños sin padre de la región.
El período de gestación dura entre 10 y 12 meses y las hembras pueden gestar y lactar simultáneamente.
Es un animal inteligente, muy sociable y muy apreciado por los indígenas entre los que se asegura que en ocasiones han llegado a rescatar personas de las aguas. Se acerca a las embarcaciones pequeñas con ánimo de jugar.
Aunque no ha sido comprobado por los científicos, los nativos dicen que puede ser depredado por caimanes y jaguares.
De acuerdo al libro rojo de la IUCN el delfín amazónico presenta la categoría de "vulnerable". Sus mayores enemigos son la deforestación y las actividades humanas que degradan su medio.

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